El concepto de Economía Circular está sostenido sobre lo que popularmente conocemos como La Economía de la “R”, es decir, Reutilizar, Reciclar y Reparar: en definitiva, Retroalimentación. Todas aquellas acciones que supongan una de estas actividades podríamos decir que se incluyen en la economía circular.
Para ser más concretos, todo lo circular en su origen se basa en un proceso que vuelve a inicarse, en este caso es el proceso de vida de un producto que vuelve a comenzar con cada nuevo uso que se le da. Aunque al final la vida útil del producto llegue a su fin, lo que se trata de alargar al máximo sus posibilidades para optimizar los recursos que se han consumido en su fabricación.
En la última década ha aumentado considerablemente la percepción social sobre la concienciación empresarial respecto a la preservación del medioambiente, no solo como una algo individual por parte del trabajador, sino como una concienciación general que abarca la totalidad de las organizaciones empresariales, llegando incluso a convertirse en un factor condicionante a la hora de adquirir un determinado producto o servicio de una marca u otra.
Según un estudio realizado por IBM Institute for Business Value a más de 16.000 personas de 10 países diferentes, el 53% de las personas están dispuestas a pagar más por una marca que contribuya al cuidado del medioambiente o por productos sostenibles.
El contexto social actual exige un cambio de mentalidad y de sistema. La economía circular es necesaria por diversos motivos, entre los que destacamos:
Aunque la aplicación de la economía circular puede tener costes a nivel de empresa, también conlleva una serie de beneficios:
La Unión Europea enmarca la implementación de este nuevo sistema para el 2030, siendo uno de los puntos centrales del para alcanzar los objetivos del Pacto Verde a través del Plan de Acción para la Economía Circular. Así mismo, se ha incluido también en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia a través del PERTE de Economía Circular.
La innovación empresarial será un factor clave para lograr los objetivos ecológicos y sociales que se ha planteado la UE. Nuestro reto es ayudaros a alinear vuestros proyectos con esta nueva política a través de la financiación pública y de los mecanismos fiscales.